jueves, 14 de agosto de 2014




Como Sade proclamaba el desperdicio de lo humano en la virtud
el dulce entendimiento de los años se afianza allí... en lo corrompido.
Cuando observas a los predadores en la cúspide de la cadena,
te haces consciente de la insensibilidad del mundo,
y los rasguños que un día te abrieron la carne
hoy son sólo huellas de tu evolución...
Cuando sin temor miras a tu asesino a los ojos, y descubres que son iguales. 

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